viernes, 9 de septiembre de 2016

Sentada en el borde de un tronco que yacía...

Sentada en el borde de un tronco que yacía
equivocado en medio de los juncos
miraba fijamente los círculos
donde se diluían sus ojos
en un pequeño charco
resplandores de sol
como estímulos hostiles
le traían brisa de otras partes
Desaparecía el peso de las manos grandes
el mundo ahora estaba libre
sin sus brazos caídos más allá del agua
fue un momento solo un momento y el
agua volvió a su tranquilo lecho de lisura
ella no la diluyó más con sus ojos vivos
y cayó del tronco a la tierra húmeda
casi sin peso con su cuerpo pesado

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