El arbusto, el poste, la desolada
cruz clavada en la arena
no existen
El hombre con sus ojos raídos
y una mano extendida
en la calle habitada,
el niño que creció en
una selva abigarrada de fieras y
de árboles verdugos
de la luz
no existen
El que nació hace instantes y
al que la parturienta mira
ese es.
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