Qué pena que
yo no pueda nombrar esta ciudad
como si fuera
mi patria conocida
y qué pena que
no pueda
recordar la
lujuria de los vientos
en la línea
sur de esta provincia
Veo esta plaza
callada y
escucho el
trinar de las mañanas
contándose los
sueños de anoche
restos diurnos
de viajes a otros tramos
de este valle
qué lástima
que allá por
donde andan las piedras rodadoras
no fui a
correr sin alcanzarlas
pero qué
suerte que desde la ventana
veo la plaza
girando sobre su eje
alrededor del
sol
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