Desierta
con las espinas hacia adentro en la calle
a la hora del sueño
apaciguando el fluir de no se sabe
qué
Arrojada a una llanura
de asperezas
tan desconocido e inmenso
el mundo nuevo
que no cabe respirando
Sola oyendo el sonido del viento apenas
un aroma de humedad
y un gusto amargo de raíces
desterradas
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